Mi enredo con el venezolano: La negra

- ¡Hola mi amor!
El mensaje de Carlos esa mañana se me hizo extraña, nunca nos habíamos tratado de "amor" aunque él es quien me escribe primero por las mañanas, a veces yo lo hago, nunca me saluda de esa forma, siempre lo hace con un "Hola, ¿cómo amaneciste?
- Hola mi amordido el perro jajajaja
Respondí ante su saludo extraño.
- Te extraño mucho.
Entonces ya, se me hizo el comentario y se me prendió el foco.
- Si buscas a la mujer con la que Carlos te saca la vuelta, buscas en el lugar equivocado.
- ¿De que hablas?
- Tu sabes de que hablo, desaparece.
Dejo de responder por al menos una hora.
- Hola, ¿como amaneciste hoy?
Videollamada.
- ¿Que paso Nina? ¿Por qué la llamada? - dijo Carlos mirando la cámara del celular.
- Quería ver tu cara, es que tuve un sueño.
- Bueno Nina, ¿Que soñaste?
- Que te cortaba la panza y me comía tus tripas - sonriendo malévolamente.
- Que feo.
- Quería verte para comprobar si estás lo suficientemente gordo para hacer un estofado contigo - dije poniendo una sonrisa de crueldad.
- ¡¡Nina que mala eres!!
- Y como no puedo comerte en un solo día, empezaré a cortarte por las extremidades procurando que permanezcas con vida más tiempo.
Empece a carcajear.
- Eres muy cruel conmigo Nina, yo no te hago nada para que te portes así conmigo.
- Si me hiciste algo.
- ¿Que te hice?
- Le diste tu celular a tu mujer para que se haga pasar por ti.
- ¿Qué? Mi celular no - dijo asustado.
- Y me dijo "Hola mi amor" - dije burlesca.
- Yo no le di mi celular.
- Pues ponle clave al puto celular, pendejo.
- ¡No me digas pendejo!
- Solamente un pendejo permite que su mujer se haga pasar por él.
- Nina respetame, porque sino cuando llegue a Iquitos te daré un par de buenas palmadas.
- Si sigues así no me encontrarás en Iquitos si yo no quiero, es más, el día que llegues me tomo un vuelo a otra ciudad y no regreso hasta que te vayas.
- ¿Que más te dijo la negra?
- Detesto que te expreses de esa manera tan despectiva de ella.
- Pero es negra.
- ¡¡No me gusta!! Yo no te ando diciendo calvo.
- No me molestaría, soy calvo.
- Pero no te lo recuerdo a cada rato.
- No es para tanto, o sea, ella es negra.
- Pero tú lo dices de una manera despectiva, o sea, es como que me dijeras chata.
- Pero eres chata.
- ¿No entiendes a que me refiero?
- Sinceramente no, te haces un lío de nada.
- En serio que pendejo eres.
- Nina ya me estas cansando con eso.
- Y a mi me cansa tu tendencia racista.
- No puedo cambiar lo que soy, es parte de mi.
- Así tambien eres pendejo y estoy yo para recordartelo.
- Dejo trabajar, contigo no sé puede.
- Dibi tribijir, cintigi ni si piidi.
- No me remedes Nina, te estas portando muy mal hoy.
- Me molesta que permitas que tu mujer asuma que soy tu amante.
- No es mi mujer.
- Duermen en la misma cama, para mi es tu mujer.
- Nina por favor, no empieces de nuevo.
- ¿Realmente te piensas que estás tan bueno para merecer tener dos mujeres?
- Ya tengo dos mujeres.
- Tu ex te boto por infiel, no tienes dos mujeres.
- Tu eres mi mujer.
- ...
- ¿Nina?
- Espera, estoy pensando como te bateo - dije sonriendo.
- Ley de los 5 segundos Nina.
- Espera no puedo pensar si me pones nerviosa.
- Ya pasó el tiempo, a partir de ahora eres mi mujer.
- ¡Ya sé! Si tu vas a tener una mujer allá yo tendré un amante aquí.
- ¡Te lo prohibo!
- Ahm... ¿si te das cuenta que estamos en países diferentes?
- Iré pronto, y más te vale que no tenga que golpear a nadie.
- O quizá alguien deba golpearte a ti.
- Lo que ocurra primero.
- Mira Carlos si sigues hablando pendejadas averiguaré quién es tu ex y le diré que planeas venir a Iquitos a conocer a otra mujer.
- Ya se lo dije.
- Ay que pendejo... ¿Y qué dijo?
- Que me quede contigo.
- ¿En serio se lo dijiste?
- Si es que, me caes muy bien y me estas ayudando mucho, y pues, me fue imposible no contarle...
- ¿Le dijiste que pienso que deberías quedarte con ella?
- Si se lo dije, pero se reafirmo en lo que dijo.
- Tu ex me cae bien, ¿por qué no me la presentas? Creo que seriamos buenas amigas.
- Que curioso, ella me dijo lo mismo.
- Presentamela - sonreí.
- No.
- ¿Por qué?
- Es que me das un poco de miedo.
- Carlos, deberías reconsiderar lo que le dices a una bruja.
- ¿Por qué?
- Las brujas solemos hacer que las promesas se cumplan y tú estas haciendo muchas promesas.
- Pero si iré a Iquitos.
- Si pero, por los negocios que tienes propuestos aquí y quieres que te ayude a plantarte, no hagas que me confunda.
- ¿No quieres ser mi mujer?
- Tengo mejores opciones que tú, a decir verdad no anhelo pasar un par de años con un viejito.
- No estoy viejo, solo tengo 35 años.
- ¿Ya te viste la cara? Pareces de 70.
- Bueno, ya no bromeare con eso entonces.
- Gracias.
- Pero tú tampoco me digas pendejo.
- Tu no le digas negra a tu mujer.
- Pero ella es negra.
- Y tu un pendejo.
- No entiendo porque me dices así.
- Permites que tu mujer pase malos ratos pensando que soy tu amante, eres un pendejo,  solo un pendejo hace que su mujer pase un mal rato.
- Le diré que se vaya.
- Si se va seguro estarás más cerca de tu ex.
- O de ti.
- Carlos, en serio, no importa que tan bueno te creas, saldrás perdiendo conmigo.
- ¿Por qué eres así?
- Porque tengo una maestría en batear hombres idiotas.
- ¿Y a mi también me vas a rechazar?
- Tienes una mujer, para mi es suficiente para rechazarte.
- Pero la voy a dejar.
- Si la dejas no lo hagas por complacerme, hazlo por ti.
- Quiero que se vaya desde antes de que tu aparezcas.
- Pero me haces sentir que me meto en tu relación.
- No tengo una relación con ella.
- Ya ya... hablamos otro día, tienes que trabajar.

La próxima semana les cuento la versión de Carlos de su relación con "La negra".

Dama Oscura