Cuando anuncie a mi familia que mi esposo y yo nos estamos divorciando, nadie podía creerlo.
Treinta años y cinco hijos tirados a la basura, me preguntaban por qué, por qué, yo no sabía responder.
Acaso el te golpea, acaso el no te da para la comida, te ha sido infiel.
Yo no sabía explicar con palabras precisas la razón por la que había decidido divorciarme de él, pues sin importar por dónde busquen el parecía un buen hombre.
Y es que mi esposo era de esos que pasaba por mi al trabajo, que me llevaba flores, que me compraba la ropa, los zapatos, el maquillaje, que se hacia amigo de mis amigas, tan galante, tan atento, tan romántico.
Y yo ya lo había decidido, nadie entendía porque.
Y es que... cuando los niños todos se fueron de la casa, me di cuenta que no tenía nada.
La ropa que usaba era la que a él le gustaba, no a mi.
Aunque hiciera mucho calor siempre debía utilizar cuellos cerrados, mangas tres cuartos y faldas largas.
Las flores me las daba porque habíamos discutido el día anterior.
Pasaba por mi al trabajo porque no quería que siquiera hable con otros hombres.
No, nunca me golpeaba, pero si yo quería hacer algo que no le gustaba, me minimizaba diciendo que era poca cosa.
Mis sueños e ideales siempre los vi frustrados con él y con el tiempo dejé mis anhelos para vivir los suyos.
Claro que era el hombre perfecto. Aquel que toda mujer quisiera tener, me quede con el todos estos años por sus constantes amenazas de que si lo dejaba, me olvidaba de mis hijos.
Así que hoy, después de treinta años de soportar, callada, hoy que mis hijos ya alzaron vuelo y nada me une con el, decidí divorciarme.
Para por fin, hacer con mi vida lo que he querido siempre.
Quiero estudiar artes y pintar paisajes.
Quiero saber lo que es vestir un escote y una minifalda.
Quiero hablar con un hombre sin pensar que recibiré reclamos en casa por eso.
Quiero ser yo la que decida lo que haré con mi vida.
Quiero finalmente, tener la libertad de decidir sobre mi vida.
No, no me divorcio de un buen hombre.
Me divorcio de la sensación de desazón que he tenido toda mi vida.
Me divorcio de las cadenas que me atan a saber quien soy realmente, a donde puedo llegar, lo que soy sin el.
No me divorcio de un buen hombre.
Me divorcio de quien soy cuando estoy con el.
Dama Oscura
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Haz lo que quieras y responsabilizate de las consecuencias.
Un poco de mi

- Dama Oscura
- Llegue a una edad donde des-enamorarme ya no duele tanto como lo es pagar mis deudas.
miércoles, 10 de junio de 2020
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