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Dama Oscura
Llegue a una edad donde des-enamorarme ya no duele tanto como lo es pagar mis deudas.
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martes, 30 de octubre de 2012

COPOS DE NIEVE

Dos pájaros estaban posados sobre una rama durante una nevada, y se pusieron a conversar:
-Dime, ¿cuánto pesa un copo de nieve? -le preguntó el pájaro carbonero a la paloma
salvaje.
-Casi nada -fue la respuesta.
-En tal caso, antes de irme déjame contar te una maravillosa historia -replicó el
carbonero-. Al empezar este invierno me posé sobre la rama de un abeto. No era un duro
invierno, y como no tenía otra cosa que hacer, me puse a contar los copos de nieve que se
iban asentando en las ramitas y en las hojas de mi tallo. Su número exacto fue 3.741.952.
Cuando el último copo de nieve se depositó sobre la rama, sin que nada pasara, esta se
partió -dijo el pájaro, y se alejó volando.
La paloma estuvo reflexionando un rato sobre esa historia y por fin se dijo:
-Quizá sólo lo haga falta la voz de una persona más para que la paz llegue al mundo.
Esta narración de Joseph Jarowski nos sirve para reflexionar sobre el hecho de que el
dirigente se compone de una suma de valores y conductas que se acumulan e integran en un
todo denominado liderazgo hacia el servicio.
El relato es también conveniente para señalar que todos podemos, de una manera u otra,
construir poco a poco y simultáneamente un liderazgo hacia la paz. Todos los copos suman:los proyectos sociales, los foros sobre la convivencia, el "Ya no más", las diversas acciones
tendientes a promover la tolerancia y el desarme de los espíritus, los talleres de solidaridad,
las acciones cívicas, las ONGs en lucha por los derechos humanos…
Bajo esta nueva perspectiva, sincronizar los anhelos con los medios y las acciones para la
paz es crear una sinergia de innegable impacto en la vida del país.

Extraido: La culpa es de la vaca.

sábado, 20 de octubre de 2012

LOS CIEN DÍAS DEL PLEBEYO

Una bella princesa estaba buscando consorte. Nobles y ricos pretendientes llegaban de
todas partes con maravillosos regalos: joyas, tierras, ejércitos, tronos... Entre los candidatos
se encontraba un joven plebeyo que no tenía mas riquezas que el amor y la perseverancia.
Cuando le llegó el momento de hablar, dijo:
-Princesa, te he amado toda la vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para
darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu
ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas. Esa será
mi dote.
La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar:
-Tendrás tu oportunidad: si pasas esa prueba, me desposarás.
Así pasaron las horas y los días. El pretendiente permaneció afuera del palacio, soportando
el sol, los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón
de su amada, el valiente súbdito siguió firme en su empeño sin desfallecer un momento.
De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la
princesa, que con un noble gesto y una sonrisa aprobaba la faena. Todo iba a las mil
maravillas, se hicieron apuestas y algunos optimistas comenzaron a planear los festejos.Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona salieron a animar al próximo
monarca. Todo era alegría y jolgorio, pero cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo,
ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la princesa, el joven se levantó y,
sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar donde había permanecido cien
días.
Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la
comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa:
-¿Qué te ocurrió? Estabas a un paso de lograr la meta, ¿por qué perdiste esa oportunidad?
¿Por qué te retiraste?
Con profunda consternación y lágrimas mal disimuladas, el plebeyo contestó en voz baja:
-La princesa no me ahorró ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora. No merecía mi
amor.
Cuando estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos como prueba de afecto o
lealtad, incluso a riesgo de perder nuestra dignidad, merecemos al menos una palabra de
comprensión o estímulo. Las personas tienen que hacerse merecedoras del amor que se les
ofrece.

Extraido: La culpa es de la vaca!

miércoles, 10 de octubre de 2012

ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA

Hubo en la carpintería una extraña asamblea; las herramientas se reunieron para arreglar
sus diferencias. El martillo fue el primero en ejercer la presidencia, pero la asamblea le
notificó que debla renunciar. ¿La causa? Hacia demasiado ruido, y se pasaba el tiempo
golpeando.
El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo: había que darle
muchas vueltas para que sirviera de algo.
El tornillo, aceptó su retiro, pero a su vez pidió la expulsión de la lija: era muy áspera en su
trato y siempre tenía fricciones con los demás.La lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera expulsado el metro, pues se la
pasaba midiendo a los demás, como si él fuera perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo, utilizando
alternativamente el martillo, la lija, el metro y el tornillo.
Al final, el trozo de madera se había convertido en un lindo mueble.
Cuando la carpintería quedó sola otra vez, la asamblea reanudó la deliberación. Dijo el
serrucho: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero
trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya
en nuestras flaquezas, y concentrémonos en nuestras virtudes". La asamblea encontró
entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba solidez, la lija limaba asperezas y
el metro era preciso y exacto. Se sintieron como un equipo capaz de producir hermosos
muebles, y sus diferencias pasaron a segundo plano.
Cuando el personal de un equipo de trabajo suele buscar defectos en los demás, la situación
se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes
de los demás, florecen los mejores logros. Es fácil encontrar defectos cualquier necio puede
hacerlo-, pero encontrar cualidades es una labor para los espíritus superiores que son
capaces de inspirar el éxito de los demás.

Extraido: La culpa es de la vaca!

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