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Dama Oscura
Llegue a una edad donde des-enamorarme ya no duele tanto como lo es pagar mis deudas.
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viernes, 19 de junio de 2020

Algunos, debemos aprender a cerrar sesión.

Hace algunos años, yo salí con un tipo, digamos que se llama Gilberto.
Yo estudiaba en un instituto, el curso Autocad.
A veces me da por tener visiones de la nada.
Lo que ocurrió es que me sentaba en mi silla de siempre, pero ese dia, en ese curso, al lado de mi silla de siempre, estaba un chico.
De la nada me vino una visión, me quedé como idiota, parada, sujetando mi silla, con el rostro congelado por 1 minuto, mirando fijamente a la nada, pero la nada era en dirección a Gilberto.
Gilberto se dio cuenta que lo miraba fijamente y me tocó del brazo.
- ¿Que me miras?
- Disculpa - murmuré - me dormí parada - sonreí - es que estoy muy cansada.
- No hay problema - respondió.
Se puso a encender su máquina.
- Cuanto lo siento - dije tapándome la boca.
El me miró asustado.
- ¿Por que? - dijo sin saber de que le hablaba.
- Es que... perdiste la memoria.
Gilberto se quedó mirándome inseguro de lo que había dicho, frunciendo las cejas.
Mi amiga llego y nos pusimos a charlar.
Gilberto se metió en la conversación y le respondí que es de mala educación interrumpir conversaciones ajenas.
Él se enojó conmigo.
En la clase, son 20 máquinas divididas de 4 en 4.
En mi columna eramos 3, porque no completamos 20, eramos 17.
Así que una computadora siempre estaba desocupada.
Después de 3 clases con Gilberto sentándose a mi lado me fastidie.
- ¿No hay más máquinas? - dije aburrida de verlo a mi lado.
- Me gusta esta máquina, tu vete a otra maquina.
- Yo estoy sentada en esta máquina desde mucho antes que te sientes tu ahí, sabes que no me agradas, ni hablo contigo y sigues sentándote ahí.
- Es que quiero preguntar algo.
- No hay nada que preguntar - gruñi.
Así pasó ese mes y el siguiente, me acostumbré a la presencia de Gilberto y empecé a ser más cortés con él, pues me di cuenta que no entendía muy bien la clase y yo le enseñaba algunas cosas.
- Quieres salir conmigo - me pregunto un día.
- ¿Yo? - dije extrañada - No puedo.
- ¿Por que?
- Tengo un hijo aún lactante y no puedo demorar en volver a casa.
- Entiendo... ¿su padre lo cuida?
- Si quieres saber si tengo o no pareja, pregunta directamente.
- ¿Tienes pareja?
- No.
- Te invito un helado.
- Esta bien, solo un helado y me voy a casa, no más de 30 minutos.
- Esta bien.
Ese día estuvo sonriendo en clase, por primera vez lo vi sonreír.
Fuímos a la Muyuna, no hablamos. Solo comimos el helado.
- Gracias por el helado.
- Te llevo a casa.
- No, chau.
Siguió invitándome a comer helado las siguientes clases, entonces me contó que tuvo un accidente y tiene amnesia, ni recuerda nada antes del accidente.
Cuando terminamos el curso me busqué un empleo en una imprenta, el mundo es un pañuelo, él trabajaba ahí.
Empezamos a salir más seguido.
Un día lo besé.
Yo lo besé.
Me separé de él, mirándolo extraño.
- Me tengo que ir a casa - dije - ¡que horror, siento que bese a mi hermano!
- Nina - murmuró, me di la vuelta y me besó - mejor - dijo sonriendo.
Desde entonces empezamos a salir como enamorados.
Un día, me contó que él tiene una hija, yo me sorprendí porque me lo ocultó todo ese tiempo.
Él me explico que temía decirme pues pensaba que me alejaría de él, para ese momento él ya sabía que yo estaba metida en la magia.
El asunto es que después de un año de enamoramorados, un día decidimos tener relaciones sexuales y lo hicimos.
No hay mucho que decir, estábamos nerviosos, fue un desastre.
Un día, no fuí a trabajar en la mañana y llegué al local en la tarde, el había salido a almorzar, dejo su facebook abierto... en mi máquina.
Había una conversación con su ex, si, yo sabia como se llama su ex.
- ¿Ya apareció tu gata?
- No, no sé si vaya a venir, no dijo nada aquí.
- Hice cecina, te invito.
- ¿Con frijol?
- Puedo comprar cocinado.
- Si iré.
Tenía mucha conversación, en realidad eso lo leí a la pasada.
Cerré su cuenta y abrí la mía.
Me puse a trabajar.
El demoró mucho más del necesario en volver al trabajo.
Me miró asustado, yo sonreí, no se acercó a hablar conmigo.
- ¿Me llevas a casa? - dije acercándome a él.
- No puedo, tengo cosas que hacer.
- Esta bien - sonreí.
Me fuí sola.
Tres días después, él me dijo que tenia algo que hacer en el almuerzo y que no podía almorzar conmigo y se fué, me dijo también que no volvería en la tarde.
- Nina - dijo mi jefe - Gilberto tiene un documento en su máquina, entra y sácalo, es una proforma.
- Si - respondí.
La máquina estaba prendida. Saqué el documento y lo pase al dueño del local.
- Trabaja en la maquina de Gilberto, la tuya esta muy metida.
- Esta bien.
Abrí el internet y su cuenta de facebook estaba abierta.
En ese momento se activó el chat. Era su ex de nuevo, estaban conversando.
- ¿Cuando le vas a decir a tu gata lo que paso?
- Es que temo como reaccione si se entera.
- ¿Que te puede hacer?
- Es complicado de explicar.
- ¡Es una enana de metro y medio!
- En serio, es complicado ella... no sé como decirte, me da algo de miedo.
- ¿Pero si no me dices como sabré a que le temes?
- Ella es bruja.
- ¿En serio? Seguro esta engañando.
- No, es bruja de verdad.
- ¿Por qué estás tan seguro?
- Hace cosas raras... y sabe cosas que nadie le dice, en estos días no puedo ni tocar su mano o mirar su cara porque temo que se entere.
Retrocedí la conversación hasta el dia que había leído el chat anterior.
- Gracias por invitarme a comer.
- Gracias a ti por venir, lo necesitaba,
- Te necesitaba a ti, estos momentos.
- ¿Le vas a decir lo que pasó a tu gata?
- ¿Estas loca? Podría ponerse histérica.
- Bueno, pero deberíamos hablar bien sobre nosotros.
- Mañana.
***
- ¿Ya terminaste con ella?
- Te dije que me des tiempo, no puedo decírselo así nomas.
- No es difícil, ¿quieres que yo le diga?
- No te acerques a ella, es peligrosa.
- Mide metro y medio, ¿qué me hará?
- Cosas que no te imaginas.
***
- Gilberto, tengo un atraso.
- No te creo, use protección siempre.
- No la primera vez.
- ¿Estas segura?
- Si.
Empecé a llorar, retrocedí al día que nos conocimos.
- Mira pedazo de imbécil, o me da dinero para la niña o no la ves todo el mes.
- ¡¡Ya te di todo lo que tenía!!
- ¡Pues consigue más! ¡Siempre estas misio!
Avance hasta el día que empezamos nuestra relación.
- Ya se porque no tienes plata para la niña, es por esta estúpida, seguro que te la quieres coger, ve y cógetela y luego déjala, pero no gastes el dinero de la niña en ella.
- Te sigo dando lo que te doy cada mes, como acordamos.
- ¡Necesito más!
- ¿Cuanto más?
- Cien soles más.
- Está bien.
Avance unos días antes de la primera conversación que leí.
- Ya no quiero que estemos peleando, por el bien de la niña, creo que lo mejor es que nos llevemos bien.
- ¿Que te fumaste?
- Nada Gilberto, es que no quiero que la niña vea nuestras peleas constantes, hay que llevar la fiesta en paz. Quien sabe de vez en cuando comer juntos los tres.
- ¿Segura?
- Muy segura, hagámoslo por la niña.
Cerré su Facebook, me puse a llorar, si, en el trabajo, un compañero me dio un caramelo.
- No te preocupes, todo estará mejor.
Sonreí.
- Gracias.
Agarre mis cosas y salí del trabajo sin decirle nada a nadie, me fui al boulevard y lloré en una banca hasta que se me acabaron las lágrimas, luego me seque la cara.
"Me las vas a pagar Gilberto" me quedé pensando en que es lo peor que le puede pasar, me puse en marcha.
Al día siguiente.
- Nina, ¿salimos hoy?
- Gilberto, discúlpame, es que... estuviste raro todos estos días y... no sabía si me llevarías a casa hoy y tu sabes que el motocarro es muy caro...
- Habla claro.
- Ya le pedí a alguien que pase por mí.
- Ah... ¿a donde irán?
- A mi casa.
En la noche.
- Buenas noches, aqui trabaja Nina.
- ¿Una gatita?
- Si, chaparra, delgada hasta los huesos.
- Quinta máquina a la derecha.
Levanté la mirada.
- ¡Cesar! - sonreí hablando lo más fuerte posible - dame un momento, termino con el documento de este cliente y salgo.
- Te traje helado.
Gilberto estaba parado con la cara enojada detrás de él.
- Gracias que lindo - dije afinando la voz.
Recibí el helado y lo metí a la refrigeradora del local.
Terminé lo que hice y me aliste para salir.
- Nina - dijo Gilberto sujetando mi brazo - me estas haciendo quedar como un imbécil, no vayas con él.
Agarre su mano y suavemente sonriendo hice que me suelte.
- Algunos - dije sin dejar de sonreír - debemos aprender a cerrar la sesión del Facebook cuando salimos del trabajo.
Él me miró asustado, abrió los ojos muy grande de la impresión.
Quizá en su cabeza se estaba preguntando desde cuando lo sabía.
- No espera - dijo sujetando mi mano sin dejarme salir.
Cabe aclarar que estábamos en medio de la imprenta con todos los trabajadores observando y escuchando.
- Deja que te explique, yo, por favor, no es lo que piensas.
- No te humilles, por favor, ya la cagaste, asume las consecuencias.
- Nina - dijo Cesar interrumpiendo, había entrado al local de nuevo - ¿hay algún problema? - dijo mirando enojado a Gilberto.
- Si hay un problema - dijo Gilberto - tú.
Gilberto mide 1.85 y es Delgado, en aquel tiempo iba al gimnasio y se inyectaba esteroides.
Cesar mide 1.80, es boxeador.
Cesar apretó los puños.
- Vámonos - dije alejandome de Gilberto y abrazando a Cesar.
Cuando salimos del local, escuché al dueño del local y a todos los demás trabajadores vociferarle a Gilberto entre risas, que como era posible que su mujer se vaya con otro, ignore la bulla.
- ¿Quien era ese imbécil? Me dio ganas de darle unos golpes - dijo Cesar enojado, lo abracé.
- Mi novio - dije sonriendo.
Cesar se apartó de mí y se dió la vuelta.
- No me dejes, te lo voy a explicar todo.

Dama Oscura

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