-
Detestaba tus largas ausencias, el hecho de que siempre “trabajaras” en días
festivos, que me subestimes, que minimices mis ideas, detestaba que no estabas
cuando te necesitaba, estaba embarazada de ti y actuabas como si no te
importara, que me hayas dicho que me case contigo por eso y que no te hayas
decidido antes.
-
Solo haznos un favor, no olvides que te amo infinitamente.
-
Que me hicieras sentir menos, empequeñecida, detestaba que pusieras otras cosas
por encima de nuestra relación y me dijeras repetidamente que no yo no era
importante en tu vida, sobre todo detestaba que te perdonaba una y otra vez,
detestaba creer dentro de mí que podría hacer de ti un hombre más sensato y me
esmeraba por cambiarme a mí misma para agradarte.
-
Siempre me agradase idiota.
-
Detestaba saber que ibas a viajar aun antes de que me lo digas, detestaba que
me hicieras sentir todo el tiempo sola y aun sabiendo mi situación de salud
nunca me llevaras a un médico, detestaba que nunca cumplías tus promesas y aun
así detestaba aún más que te creía aunque sabía que mentías.
-
Bueno… te amo, ¿no te basta?
-
Llegue a un punto en que no pude reconocerme en el espejo y mi vida estaba
supeditada a lo que tú decidas… ¿Por qué? ¿Por qué debería bastarme que me
ames? Cuando yo te lo dije me exigiste pruebas, yo también quiero ahora pruebas
de que me amas.
-
¿O sea? ¿Crees que si te voy a buscar y te traigo conmigo seré distinto? Ya no
viajo, ya no salgo, vivo en mi trabajo aunque ahora son solo ocho horas.
-
Y lo que realmente odio de todo esto, es que a pesar de todo lo que pase
contigo y todo lo que me hiciste vivir, no sé qué tengo en la cabeza o me volví
masoquista, sigo teniendo la estúpida idea de que podemos tener un futuro
juntos.
-
Una vida juntos o media vida separados.
-
No, te equivocas, tú tienes una miserable vida sin mí solitaria y sin poder
encontrar a otra mujer que te aguante, yo tengo a mi hijo que me consuela desde
ahora y se volvió mi principal razón para no volver a ir a donde tú estás, no
lo pondré en riesgo. No por ti, no vales tanto. No espero que vengas aquí y me
lleves contigo, espero que vengas y te quedes conmigo, aquí no estaré bajo tus
condiciones y teniendo un hijo del cual reniegas, no tendré que preocuparme si
se te antoja mantenerlo, yo podré hacerlo, nunca me arrepentí de nada de lo que
hice en mi vida, es más si volvería a vivir haría todas las cosas tal cual las
hice en esta vida, pero sé que tú, un día te arrepentirás de estar allá cuando
deberías de estar acá. Espero que ese día tengas los huevos para buscarme,
espero que ese día todavía no sea tarde…
Silencio
-
Lamento todo esto que escribí, lo tenía atorado en mi garganta y tenía que
hacértelo saber de alguna manera, espero que otro día no te sientas tan enojado
como para volver a dirigirme la palabra.
0 escribieron:
Publicar un comentario
Deja tu opinion