Con
el transcurso de las horas, días, semanas, meses, me di cuenta que el proceso
de olvido se complica cada vez más, así que después de verlo desaparecer estuve
investigando por mi parte necesitaba en cierta forma decirle algo que tenía
atragantado dentro de mí y que no podía decirle por diversos factores, pero
ahora, ya no teníamos nada, ya nada me ataba a él… a excepción de su hijo que era
su vivo reflejo, nada más, me pase varias semanas investigando su paradero
cuando me di con la sorpresa que estaba en La Paz, Bolivia, trabajando en un
restaurant de la ciudad, fue suerte, era casi imposible ubicarlo por internet
pero lo conseguí.
Guarde
su link de perfil y por varios días estuve tramando que decirle como saludo, no
estaba completamente segura de que sea el la persona que encontré, pero casi
casi, estaba segura de que ese perfil solo lo armaría él y que si quisiera
saber de mí, tenía que hacer eso.
-
Hola, te encontré.
Le
envié un mensaje esperando que no conteste, esperado que sea otra persona y me
diga, algo como “¿estás loca?” pasaron tres días y no encontré respuesta,
entonces pensé que si no era el posiblemente habrá pensado que era inútil
conversar conmigo y si era el posiblemente todavía este enojado o siga de
orgulloso y quiera hacerse de rogar.
No
volví a enviar ningún mensaje cuando varios días después encontré una
respuesta.
-
Enana, sí que me encontraste, ¿Cómo lo hiciste?
Era
el, yo no me podía equivocar con respecto a él, esa forma de escribir era
inconfundible para mí.
-
Te busque, fue algo complicado pero tenía ciertos datos que me sirvieron de
base y el que la sigue la consigue.
Definitivamente
la conversación no iba por donde yo deseaba, bueno solo era cuestión de
esperar, si no sucedía nada, entonces lo dejaba.
-
Te extraño.
¡Bingo!
-
Yo a ti no, tú me abandonaste ¿recuerdas?
Ahora
sí, tenía el camino libre para llevar a cabo lo que tenía planeado o al menos
lo que creía yo que sería un buen plan.
0 escribieron:
Publicar un comentario
Deja tu opinion