4:00
pm.
-
Doctora
– murmure – creo que ya quiero pujar.
Había
sido el cambio de turno hacia algún tiempo y yo no me había dado cuenta, se
acercó un joven bajo mi calzón y dijo:
-
En
la siguiente contracción que tengas puja.
-
Ya
– dije sin salir de mi asombro.
Con
aviso previo vino una contracción más y puje.
-
Ya
abombo – grito el joven – hay que llevarla a la sala de parto.
Una
enfermera me dijo que me parara, yo casi no podía hablar, había una de las
técnicas del turno anterior y dijo que no podía caminar por un problema que
tenía en mi pierna.
El
técnico me dijo que lo abrazara, que él me llevaba cargando a la sala de parto,
que quedaba al lado de la sala de dilatación. Me levanto y me llevo a la sala
de parto, me acomodo en una camilla y un sonido nos dejó a todos aturdidos.
-
Mi
pantalón – grito asustado – se rompió mi pantalón.
-
Ponte
un mantel y nadie lo notara – le dijo una obstetra que estaba cerca.
Una
obstetra se puso delante de mí a revisar la dilatación y grito, solo había
llegado a ocho de dilatación… era un problema para ellos y para mí que no haya
llegado a diez de dilatación, no había de otra. La obstetra me indico que
cuando me dé una contracción puje para que nazca él bebe, lo intente varias
veces pero no funcionaba, en cambio me estaba poniendo colorada y él bebe no
avanzaba.
4:20
pm
Después
de varios minutos de intentarlo, se habían reunido varias personas alrededor de
mí una técnica me levantaba la cabeza pegándola a mi cuerpo, otras dos me
sujetaban las piernas para no cerrarlas al momento de pujar y otras dos
esperaban atentas a que me diera una contracción para presionar mi abdomen y
lograr así que el bebe naciera.
Una
contracción y empieza de nuevo.
-
¿Ya
nació? – pregunte ansiosa
-
Está
a punto.
Otra
contracción y sentí claramente como nacía… bueno en realidad no lo sentí mucho.
-
¿Ahora
sí?
-
Es
varón – respondió
-
Hora
de nacimiento 4:25 p.m.
-
Quiero
verlo – murmure.
-
Aquí
lo tienes – diciendo eso puso a un pequeñito encima de mí.
-
Me
duele el cuerpo – murmure, ceo que tengo sueño.
Minutos
después cortaron el cordón umbilical y me pusieron una ampolleta para expulsar
la placenta, empecé a perder la visión.
-
Tengo
sueño – murmure.
-
Duerme
– respondió alguien – tienes un bebe hermoso…
-
Tengo
ganas de orinar – dije interrumpiendo.
-
Orina
– respondió y haciendo un pequeño esfuerzo para orinar la placenta salió sin
más ni más y seguido quede dormida.
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