Era tarde, era de noche
faltaban unos días para regresar a Iquitos, estábamos solos, yo estaba triste, él
estaba pensativo, no sabría decir si estaba triste pues nunca pude expresar un
sentimiento en su rostro.
La situación por la que
estábamos pasando le había llevado a la conclusión de que debía ir a casa de
mis padres, al menos por un tiempo, tenia 7 meses de estar encinta y tenia
miedo, la sola idea de estar lejos me aterraba, cada que pensaban en eso me ponía
triste, como aquella noche me encontraba.
- No quiero irme –
murmure – quiero quedarme contigo, tengo un mal presentimiento de todo esto…
Sin darme cuenta estaba
llorando nuevamente, me había pasado la última semana llorando todos los días
desde que él me dijo que me enviaría a Iquitos, yo no quería.
- Gianina – murmuro el,
abrazándome fuertemente – no importa a donde vayas, yo iré te buscare y te
encontrare.
- Sé que si me envías
ahora de regreso – agregue yo – no volveremos a vernos nunca más.
El me miro incrédulo por
un momento, nunca creía nada de lo que yo le decía hasta que era demasiado
tarde.
- Me conozco – dije – sé
que estando allá me convencerán fácilmente de cosas que no puedo pensar ahora y
me harán quedar – respiraba lentamente tratando de calmar mi llanto – por favor,
no me importa lo que tengamos que pasar – decía cada vez en voz más baja, casi
murmurando – quiero estar contigo así tengamos que ir al fin del mundo.
- Piensa Gianina, estas
encinta, además hay probabilidad de que el parto se adelante, esta presión podría
hacerte daño y no quiero que nada te pase.
- No me importa, no
quiero irme…
- Vas a estar mejor allá,
te van a cuidar, además en cuanto se solucione esto vamos a estar juntos de
nuevo, iremos a Chile y estaremos bien…
- No quiero, realmente
no quiero, sé que no vas a volver, que vas a desaparecer…
- No será así, te lo
prometo, sea como sea voy a regresar contigo.
- Me estas mintiendo…
Al decir esta frase me
puse a llorar de nuevo, Cristóbal se limitaba a abrazarme cada vez con más
fuerza sin llegar a lastimarme como si sintiera que lo que estaba diciendo se cumpliría
de alguna forma.
- Eso no pasara – murmuro
– ya verás que vamos a estar juntos de nuevo.
- Quisiera creerte –
dije – pero sé que lo que yo digo es lo que pasara… te acordaras de mi cuando
ya no regresemos.
Unos días después estaba
en el paradero subiendo al bus que me llevaría a lima, al despedirme de él, no
lo mire, no me di la vuelta y no lo bese como quizá lo haría una mujer al
despedirse del hombre que ama.
- Se fuerte – dijo el
antes de que me aleje para subir al autobús – en menos de lo que piensas
estaremos juntos, te amo.
Yo baje la cabeza y
murmure “ya lo soy”, subí al autobús me pase toda la noche llorando durante el
viaje a Lima y en el aeropuerto para venir a Iquitos también lo hice.
Sabía que no volvería a
verlo y fui fría, fui cortante y no me importo como se pudiera sentir el… esa
noche fue la primera noche de muchas que pase llorando, no tuve la suficiente
capacidad de convencerlo de que se quedara conmigo y llegado el momento de
regresar con él lo rechace, había cambiado de idea, desde ese momento sentí cada
día morirme, deseaba cerrar los ojos y nunca más abrirlos, pero no paso así,
cada mañana despertaba y me encontraba en mi viejo cuarto, con mis padres y
odiaba que eso pasara, quería inconscientemente despertar y que él esté a mi
lado, pero no paso nunca y no pasara nunca más, pues esa noche, esa noche en
que le hice saber mi rechazo total, fue la última vez que pude mirarlo a la
cara y aunque no pueda decirlo, al menos puedo escribirlo… Te amo. Quizá no
vuelva a amar a otro hombre con tal intensidad como te amo a ti, lamento no
haberte convencido de que te quedaras conmigo, permití que hicieras lo que querías
aunque estabas equivocado y estos son los resultados. Lo lamento, pero no puedo
cambiar de opinión, no ahora. Cuídate mucho.
Dama Oscura
0 escribieron:
Publicar un comentario
Deja tu opinion