Conocí
a Camilo hace mucho tiempo, cuando empezaba a estudiar en el SENATI
informática, incluso antes de conocer a Cristóbal, fuimos compañeros por varios
meses, luego desapareció, no supe de el por mucho tiempo, luego me fui lejos y
ahora que volví lo encontré de nuevo, fue entonces cuando me entere de sus
sentimientos hacia mí, fue cuando me entere muchas cosas que no sabía.
Camilo
tiene 23 años, termino casi todas las carreras con calificaciones
sobresalientes en el SENATI y actualmente ingreso a la universidad a estudiar
Derecho.
El
un hombre muy decente, muy educado, respetuoso de las personas y de las
familias.
Sus
padres en cambio son personas de escasos recursos, como la mayoría de las
familias de Iquitos, su padre trabajo hasta cierta edad y actualmente está
jubilado, su madre ama de casa desde que se reunió con él, por lo que tengo
entendido es una mujer que apenas termino su educación primaria, pero tiene
mucho de amor maternal, es una mujer muy instruida con respecto a lo que es la
familia e hijos y tiene mucho de lo que quizá le faltó a mi madre.
Cuando
trabaja tiene la costumbre de hacerlo en un aserradero, traslada los trozos de
madera que van llegando y los acomoda en un rincón apilándolos uno sobre otro.
Al
estudiar en la noche casi no lo vi, pero cuando se cambió de turno a la mañana,
tuve más tiempo de verlo y conocerlo.
Saber
que era lo que gustaba y que no, con el tiempo me acostumbre a su presencia y
lo empecé a ver como más que amigo.
Muchas
veces me atrape a mí misma pensando en él, esperando a que apareciera en mi
casa de sorpresa, esperaba que me dijera para salir a algún lado tan solo dar
una vuelta y deseaba tanto que se llene de valor y me diga lo que siente,
jugaba a no darme por enterada de nada.
Un
día lo vi venir nervioso, lo mire de pies a cabeza, le pregunte si le pasaba
algo, trate de saber que era lo que le molestaba, pero nada… pensé que le iba
mal en la universidad, nada… de pronto le dije que revisaría su mochila y se
puso pálido, creí que encontraría alguna mala calificación, revise uno a uno
sus cuadernos, fue cuando encontré una hoja, recortada con mucho cuidado, tenía
escrito algo, lo mire y no dejaba de tomar agua.
La
abrí…
“Te
amo, ¿quieres ser mi enamorada?”
Lo
mire.
“¿Esperas
que te responda ahora o puedo analizarlo?”
Soltó
el vaso en la mesa y murmuro algunas palabras, tomo su mochila y se fue, me
dejo ahí, sentada con un corazón dibujado a mano en mis manos, con la frase
escrita con mucho esmero…
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