Martes
10 de septiembre
10:00
pm.
Estaba
saliendo de la cabina y sentí una punzada, esos días tenía dolores similares a
cada rato así que no le tome importancia, en 3 minutos llegue a mi casa, estaba
de mal humor mi madre me hizo la pregunta de todos los días “¿Crees que nacerá
ya?” Le respondí de mal humor diciéndole “nacerá cuando tenga que nacer”.
Miércoles
11 de septiembre
6:30
am.
Apenas
pude dormir aquella noche, mirando el techo y con punzadas amaneció y casi casi
me sentí aliviada, pensando… ya quiero que salgas para poder revolcarme en la
cama.
Me
había levantado varias veces a orinar y a duras penas podía mantener el
equilibrio, trate de sentarme y apoyarme en la pared, ya ni siquiera podía
cerrar las piernas, respiraba con dificultad y sudaba hasta por gusto.
7:00
am.
Mi
madre entro a la habitación para despertarme…
-
Me
siento mal – murmure – ya no aguanto más me duele mucho todo el cuerpo.
-
Ya
va a pasar pronto – dijo ella arreglándome el cabello – en cualquier momento
nacerá y ya no te dolerá nada más.
-
Ojala.
Salí
al comedor a tomar desayuno con mis padres, apenas pude tomar la leche que me
sirvieron.
-
¿Hija
tienes contracciones?
-
No
mamá, solo me duele el cuerpo, voy a recostarme nuevamente.
Me
levante de mi asiento y entre a mi cuarto nuevamente, me tire a la cama de
espaldas y trate de dormir nuevamente.
8:30
am.
Un
dolor que ya conocía muy bien me despertó de susto, como pude me levante de la
cama y empecé a caminar por toda la casa.
Las
contracciones me daban en desorden, la segunda me dio 7 minutos después la
tercera 3 minutos después la cuarta 15 minutos después la quinta 5 minutos
después y así sucesivamente durante media hora, camine lo más que pude, sabía
que mientras más avance la dilatación menos posibilidades de caminar tendría
así que tenía que hacerlo en ese momento.
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