Malas Nuevas (II parte)

-          No, si no llego a reconocerlo, de cualquier forma habíamos discutido fuertemente en la última conversación que tuvimos, posiblemente haya cambiado su testamento a último momento.

-          No creo que haya tenido tiempo de hacerlo.

-          No puedo recibir dinero de él.

-          Pero es tuyo

-          Sabes muy bien de donde proviene su fortuna Álvaro, a demás sabes bien que lo que fácil viene fácil va.

-          Podrías solventar los gastos de tu hijo, poner un negocio, financiar tus estudios.

-          Claro y que la policía abra una investigación y quiera averiguar de dónde saque la inversión para esa cantidad de dinero, que le den mi parte a sus hijos, yo no necesito eso.

-          Bueno, yo no puedo decidir nada por ti, si quieres renunciar a tu herencia tienes que hacerlo ante un juez.

-          Sencillamente ya no tengo ninguna cuenta bancaria en ningún lado Álvaro, y en caso de recibir algún tipo de notificación o depósito a mi nombre nunca asistiré a retirar el monto, de verdad, no me interesa lo que me haya podido dejar, los muertos al foso y al olvido pues muertos están.

-          Eres dura al decir esto, piensa que alguien se expresara así de ti cuando mueras.

-          Estaré muerta y en lo último que voy a pensar es en lo que los vivos hagan con mi cuerpo a demás, no tengo nada para dejar a nadie, testamento solo hacen las personas que tienen dinero yo no tengo dinero.

-          Estoy perdiendo mi tiempo.

-          Lamentablemente si, lamento que tu mejor amigo haya fallecido, de verdad.

-          También yo lamento que tu hijo se haya quedado sin padre.

-          No te preocupes por mí, estoy en mi casa y padre no es el que engendra sino el que educa.

Diciendo eso corte la llamada por si se le ocurría decir algo respecto al tema.

Después de media hora le comente a mi madre lo que me habían informado, estaba incrédula, en realidad creía que me habían dicho eso para librarse de la responsabilidad por lo que se venía, me reclamo por haberle dicho a Álvaro que no quería nada de Cristóbal, ninguna herencia ni nada de su familia, que tenía que pensar en mí, en mi hijo que estaba por venir, por todo lo que había pasado con él era lo mínimo que podía esperar…

Aquella noche llore, llore como nunca antes había llorado, no encontré consuelo alguno aunque mi padre y mi madre trataron de calmarme, no pude evitarlo, casi no dormí aquella noche y cuando al fin pude conciliar el sueño tuve una pesadilla, miraba mi celular por largos minutos esperando que sonara, pero este nunca sonó.

Dama Oscura