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Dama Oscura
Llegue a una edad donde des-enamorarme ya no duele tanto como lo es pagar mis deudas.
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lunes, 12 de agosto de 2019

Chocolate

Chocolate

Cuando mi perro murió a los trece años, en mi casa no hubo más perro, hasta que cuatro años después el aparecio, media a penas treinta centimetros, estaba desnutrido, calvo, lleno de garrapatas, la piel pegada hasta los huesos y con parásitos. Lo encontré en mi verera una tarde protegiéndose de una torrencial lluvia, me apiade de el y le hice entrar a la sala, le puse una caja de cartón y le dije échate ahí, el muy emocionado se echo en la caja acomodándose, estaba tan flaco que los ojos le sobresalían de la piel, me quedé cerca de él, me di pan con paté de comer, el se comió el pan en un dos por tres devorando impaciente, movía su delgada cola despacio mirándome quizá esperando que le diera más pan encontré la comida que había sobrado del almuerzo, estofado y encontré el plato de mi perro y le di comida ahí, se lo comió todo rápidamente, le acaricie la cabeza y el cerro los ojos.
- Que bonito eres - dije - pero mi mamá no quiere animales aquí, así que cuando pare la lluvia tendrás que irte.
Le di toda la comida que encontré hasta el punto que su barriga se veía inflada, me quedé mirándolo y acariciando lo hasta que paso la lluvia y lo deje salir de la casa, se fue corriendo.
En mi barrio no solemos maltratar animales abandonados y los vecinos siempre alimentamos los que encontramos que dejaron ahí. El se fue, yo me metí a mi habitación y un rato después llego mi mamá, encontró al perro en la vereda y este le movió la cola haciendole uno de esos bailes que los perros hacen cuando llega su dueño, mi mama se sonrió, yo la miraba desde adentro, me pidió que le sirva la comida y ella se sentó en la puerta, el perro se sentó a su lado, mirándola, atento, ella me comentó que ese día le fue terrible en el trabajo que un tipo la estaba acosando y que ella lo denunció con su jefe y todos la tomaron por loca ya que el tipo era muy querido por todos.
Le dio lo que sobró al perro y vio como este se comió toda la comida.
- Hay que bañarlo - dijo mi mamá cuando terminó de comer.
- ¿Al perro? - dije levantando una ceja.
- Si claro, es un lindo perro, hay que adoptarlo, es bonito.
- Bueno - dije dudando - si tu quieres.
Agarre al perro, lo metí a la huerta, le dije que no se mueva para poder bañarlo, le eche agua y empezó a temblar, me reí, mi mamá vino con uno de esos shampoo mata pulgas de perro, le eche bastante y le rasque, matamos todas las garrapatas que pudimos, estaban muy clavadas en su piel, al soltarse dejaban un hilo de sangre y el lloraba mucho, como estaba calvo no fue difícil encontrar todos los bichos de su cuerpo, lo dejamos totalmente limpio.
Lo secamos con la toalla de mi anterior perro. Y el empezó a correr de un lado a otro por la huerta.
- Mañana voy a traer pastillas para los parásitos para darle - dijo mi mamá mirándolo.
- Que se llame chocolate - dije con una sonrisa.
- ¿Por qué chocolate? - dijo mi mamá mirándome extrañada.
- Porque me gusta el chocolate y en la punta de su cola tiene un poco de pelo marrón.
- Bueno, es tu perro, ponle el nombre que quieras.
Al día siguiente mi mamá trajo las pastillas que dijo, agarre tres, las machaque hasta que se hicieron polvo y las mezcle con su comida, el se comió todo lo que habia en el plato.
Por tres días me pasé limpiando sus montecitos de excremento con gusanos que defecaba por toda la sala.
Después de eso, libre de parásitos y garrapatas, empezo a comer, cuando volvía de clases el me esperaba en la vereda, los vecinos veían que tenía un perro flaco hasta los huesos y se reían murmurando que probablemente el perro se moriría.
Le dije a mi papá y a mi hermana menor que debíamos bañar al perro pasando un día, chocolate era tan tierno que todos querían cuidar de él, cada mañana esperaba cerca de la puerta a que abriera os para que salga corriendo a la calle a hacer sus necesidades y luego volvía, molestaba a los gatos con unos ladridos que más parecían lloriqueos, (la gente siempre deja gatos en mi vereda y como estos son más independientes y no necesitan tantos cuidados, no nos molesta tener varios a la vez) poco a poco, el pelo le volvió a crecer a Chocolate, poco a poco empezó a tomar forma, en un mes, pasó de ser un pequeño perro de 30 centímetros a medir un metro y seguía creciendo, resultó ser que Chocolate era un perro de raza Bóxer.
Mientras iba creciendo mis vecinos se admiraban más, cuando yo volvía de clases por las noches lo primero que hacía era llamarlo y el aparecía corriendo.
Un día, antes de ir a clases, vi que hacía sol, así que lo bañe, el baño se volvió una de sus actividades favoritas, luego me fui a clases y volví en la noche. Chocolate ya estaba grande, sano, era muy cariñoso y manso.
Aquella noche volví de clases y encontré que todos estaban ahí reunidos y mi perro acurrucado en una esquina medio mojado.
- ¿Que le paso a mi perro? - dije asustada - esta mojado.
Agarre la toalla y me di cuenta que estaba húmeda. Busque otro trapo y empecé a secarlo.
- Lo bañe - dijo mi papá - pero su toalla estaba húmeda así que no pude secarlo.
- ¿Como que lo bañaste? - grito mi hermana - ¡Yo también lo bañe!
- ¿Ustedes dos lo bañaron? - dijo mi mamá - yo lo bañe cuando volví del trabajo.
-Ay pobrecito, lo van a matar de un resfriado - dije - yo lo bañe antes de ir a clases.
- Eso explica por qué me gruñia mientras lo bañaba - dijo mi papá - y yo diciéndole que es un cochino por no querer bañarse.
- Pobre mi chocolate - dije.
Lo seque hasta que me empezó a mover la cola, me fui a dormir.
Un sabajo salí temprano a clases y le dije a mi mamá que alimenten al perro.
En la vereda me encontré con mi vecino que me vio con Chocolate, y me me pregunto que raza era y le dije que no lo sabía, me dijo que si quería venderlo porque quería llevarlo al monte y le dije que no.
Chocolate ya tenía tres meses en mi casa desde que lo encontré.
Aquel día volví al medio día.
Llame a mi perro varias veces y no respondió.
Le pregunté a mi mamá y me dijo que no lo ve desde la mañana. Salí a buscarlo y una niña me dijo que vio a vecino llevarse a mi perro en un motocarro.
Toque la puerta de mi vecino y su mujer me dijo que esa mañana se fue al monte.
Me pase buscando a Chocolate por una semana, pegue afiches, lloré hasta que se me secaron los ojos. Nunca más vi a mi perro. Nunca más recogí otro perro de la calle.

Dama Oscura

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